Agosto 2023
Marketing y Tecnología: ¿Somos consumidores o producto?
En la era en la que los bits y bytes ya son una parte completamente viva de nuestro ecosistema, la línea que divide a los consumidores de los productos se torna más delgada. ¿Estamos en el asiento del conductor o vamos en el asiento trasero como mercancía camino hacia el gran mercado de datos?
Es importante saber que desde los primeros trueques, las primeras ventas y desde el momento en el que existen bienes tan básicos como el alimento y la vivienda, el marketing puso su semilla dentro del sistema como lo conocemos.
Los mercaderes antiguos utilizaban ingenio para convencer a compradores de la calidad de sus productos, los agricultores tenían que promocionar sus productos de calidad y bienes como el oro o la mirra tomaban valores que nosotros les asignamos.
El resultado de todo esto lo vemos hoy, el marketing sigue siendo un arte de comunicación y persuasión, enraizado en la historia económica y en constante evolución que tenemos como especie.
Sin embargo, la fusión entre tecnología y marketing ha dado a luz a un nuevo tipo de relación. Si bien comenzamos con el marketing de productos, bienes y servicios, surge un nuevo producto que tiene infinitos usos e innova más que cualquier proyección de datos. Nuestra propia información, una vez privada, ahora se ha convertido en un activo comercial.
Cada clic, cada like, cada vista de cierto tiempo, incluso el tiempo de lectura de este artículo es registrado y analizado, permitiendo que los anuncios se adapten a nuestras vidas como un guante a una mano.
Los anuncios (o los anunciantes) nos conocen al nivel más íntimo, prediciendo nuestras preferencias antes de que las sepamos nosotros mismos. La tecnología ha construido un puente directo entre las marcas y nuestras necesidades, haciendo que cada anuncio se sienta como si estuviera destinado solo para nosotros.
Sin embargo, a medida que nos dejamos llevar por la melodía de la personalización, debemos preguntarnos si estamos realmente en control de nuestras elecciones.
Mientras los algoritmos nos sirven opciones que se ajustan a nuestro perfil, ¿realmente estamos creando el algoritmo o el algoritmo nos está creando?
La tecnología ha transformado la forma en que interactuamos con las marcas. Pero mientras deslizamos y hacemos clic, también estamos cediendo no solo información valiosa, sino una parte de nuestra misma personalidad.
Como bien sabemos, somos lo que leemos, escuchamos, probamos y vemos, y cuanto más vemos, más creemos que sabemos, pero ese círculo de aprendizaje se cierra cuando el algoritmo identifica algo que es de tu agrado y te bombardea con esto hasta el extremo.
Si bien seguir las tendencias es relevante para crear un tema de conversación con personas que consumen contenido similar, o podemos crear nuestra propia interpretación de la información que se nos da, tanto la publicidad como el contenido más orgánico cumple un papel en el que, la saturación de información puede ser demasiada para lo que conocemos.
En un mundo donde los productos son tanto reales como digitales, debemos recordar que nuestra elección y discernimiento siguen siendo herramientas poderosas. El pecado no está en compartir o recibir información, el pecado está en saber qué hacemos con ella, si bien podemos utilizarla, esta también puede utilizarnos, y la batalla comienza entre lo que quieres o lo que tu información dice que quieres.
La clave aquí está en encontrar un equilibrio, en reconocer cómo la tecnología puede enriquecer nuestras vidas sin definirlas por completo. Nuestra relación con la tecnología, el marketing y nuestro criterio, debe ser una simbiosis en la que conservemos nuestra autenticidad.
Al navegar por el internet y su territorio en constante cambio, recordemos que somos los que influencian lo que vemos, capaces de decidir qué partes de nosotros compartimos y qué partes dejamos para la vida que nos rodea fuera de los canales digitales.
Autor: Luis Angel Perez (Project Manager)